El aprovechamiento de la energía eólica (Eulus, nombre del dios del viento en la mitología griega) para la producción de trabajo es conocido desde tiempos inmemoriales. Son un ejemplo las navegaciones oceánicas portuguesas del siglo XV y los hermosos molinos de viento implantados estratégicamente a lo largo de la costa portuguesa durante el siglo XIX.
La energía eólica es una fuente de energía renovable, abundante, limpia y disponible en todas las regiones del globo. La utilización de esta fuente de energía para la generación de energía eléctrica, a escala comercial, tiene su inicio hace poco más de de 30 años. A partir de los conocimientos de la industria aeronáutica, los equipos para la generación eólica evolucionaron rápidamente en términos de ideas y conceptos (Erich, 2005).
La conversión de la energía del viento en energía mecánica se hace a través de la turbina eólica y la conversión de energía mecánica en energía eléctrica se realiza mediante generadores eléctricos (generadores asíncronos y sincrónicos, excitados mediante imanes permanentes, y, muy raramente, con los generadores de corriente continua ya obsoletos). Desde la panémona china y de los molinos portugueses , utilizados tanto para la molienda de cereales como para el bombeo de agua, se ha evolucionado mucho en la concepción y desarrollo tecnológico de las turbinas eólicas (Bussel, 2007).
Con el inicio de la década de los 70, con la primera crisis mundial del petróleo, se despertó un gran interés en los países europeos y en los Estados Unidos por el desarrollo de equipos para la producción de energía eléctrica y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, como el petróleo o el carbón. En la actualidad, la industria de turbinas eólicas registra crecimientos anuales superiores al 30%. Con la incorporación de nuevos materiales, un mejor conocimiento de aerodinámica y nuevas técnicas de diseño, surgieron turbinas eólicas de eje horizontal con un alto rendimiento, con rotores de dos o tres palas, estando en estudio el desarrollo de rotores de una única pala (Baroudi et al., 2007).
También reaparece, en la actualidad, el interés por explorar la tecnología de las turbinas de eje vertical, como son las del tipo "Darrieus", a pesar de no tener par de arranque, o la incorporación de nuevos materiales funcionales como las cerámicas superconductoras en la sustentación de las turbinas (Cusidó et al., 2000).
En lo que respecta al aerogenerador eléctrico, conocido ya desde el siglo XIX, ha habido también un enorme desarrollo en su concepción y optimización gracias a la aparición de mejores materiales y, sobre todo, a la utilización de nuevas técnicas de cálculo en la fase de diseño de estas máquinas.
Aún así, el aerogenerador continúa siendo el órgano vital del aprovechamiento eólico. Debido a su instalación en el interior de la cabina, o góndola, situada en la parte superior de la torre, a unos cuantos metros de la base, todo el conjunto esta sujeto a los violentos esfuerzos producidos por el viento por lo que el peso y el volumen del generador se convierten en parámetros de primordial importancia en el diseño.
En consecuencia, la utilización de generadores eléctricos con elevada proporción potencia/peso o potencia/volumen será, ciertamente, la solución ideal en la construcción de los futuros parques eólicos (Xing et al., 2005)